La concesionaria de la AP-9 y Fomento negocian el reparto de la financiación para acometer estas actuaciones
Autopistas del Atlántico (Audasa) está trabajando en el proyecto una obra que considerada prioritaria para aliviar los graves problemas de tráfico que acusa el tramo de la AP-9 que hace las veces de accesos a A Coruña. El mayor problema ahora para que esta actuación vea la luz es la financiación, que depende de las negociaciones a tres bandas que mantienen el Ministerio de Fomento, la Xunta y la empresa.
El tercer carril que se proyecta en el acceso de la autopista a A Coruña, es compleja debido a que los ingenieros consideran que debe desarrollarse paralelamente al incremento de la capacidad de la avenida de Alfonso Molina (una tarea competencia del Ministerio de Fomento), la principal vía de entrada a la ciudad herculina y en la que finaliza la autopista del Atlántico.
Sin noticias de plazos
Pese a que existe consenso sobre la urgencia de optimizar estas infraestructuras, todavía no existen plazos cerrados para el inicio y fin de las obras. Todo parece indicar que los proyectos -que deberán acometerse sin alterar los tráficos diarios de la autopista- estarán listos en unos meses, pero la negociación sobre su financiación es un asunto más espinoso.
Por el momento, las partes implicadas han coincidido en señalar que existe «buena voluntad» para cerrar un acuerdo y dar el pistoletazo de salida a las obras, pero las soluciones no están, ni mucho menos, claras. Por si fuera poco, la proximidad de las elecciones generales del 9 de marzo complica todavía más las conversaciones y, por tanto, el impulso a estas actuaciones
Aportación a tres bandas
En este escenario de cosas, la alternativa más probable para sufragar la inversión es un desembolso directo de las partes implicadas. Todo indica que Fomento habrá de poner el grueso del dinero y que Audasa, que ha expresado su voluntad de colaborar, realizará una aportación mucho menor seguramente con cargo al eventual aumento de los ingresos derivado del repunte de los tráficos en los tramos mejorados.
La tercera pata podría proceder de la Xunta. Aunque formalmente no tiene obligación de poner dinero, fuentes de la negociación no descartaron que se implique ante la necesidad de que se acometan estas obras. No sería la primera vez. El Gobierno gallego realizó en su día una aportación a fondo perdido de 60 millones para que Fomento ejecutase la autopista entre Santiago y Lalín.
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