La planta de basuras de Nostián, uno de los proyectos estrella y del que más ha presumido el Gobierno municipal, funciona a bajo rendimiento desde hace tres años. La firma concesionaria del complejo, Albada, ordenó entonces que los cuatro depósitos donde se acumulan los desechos para que fermenten y produzcan biogás -paso previo a la obtención de electricidad- quedasen inoperativos porque presentaban defectos de fabricación. La empresa inició en febrero las pruebas en uno de los biodigestores, donde introduce el compost que elabora a partir de basura orgánica para generar energía.
Los técnicos de Albada, según fuentes del personal de la empresa consultados por este periódico, comprueban desde hace unas tres semanas la fiabilidad de uno de los depósitos después de las grietas y fisuras que aparecieron en los biodigestores. Uno de los grandes contenedores de compost -de alrededor de cinco metros de altura y con capacidad para 4.500 metros cúbicos- esparció la basura por la ladera del complejo hasta una distancia de trescientos metros cuando estalló en junio de 2002, seis meses después de la inauguración de la planta. Desde aquel suceso, se han producido en cadena problemas en el resto de biodigestores.
La concejal de Medio Ambiente, Nieves Vázquez, indicó a principios de año que uno de los depósitos empezaría a funcionar entre febrero y marzo, y que el resto lo haría a lo largo de 2008. La empresa ha retomado la actividad pero las pruebas se realizan sin llenar al límite de su capacidad el biodigestor. De hecho, el reventón del depósito número 1 se registró a los pocos días de llenar por completo estos almacenes de basura. El Concello se escudó en la complejidad técnica de reparar las averías para explicar los motivos del cese de la actividad en los biodigestores durante tanto tiempo: "Uno tiene más problemas por un desplazamiento en la pared interior. ¿Que la planta ha tenido problema? Sin ninguna duda. Pero está funcionando. No vamos a ocultar que hubo problemas, pero la planta está funcionando medianamente bien y va a funcionar perfectamente", indicó la responsable municipal de Medio Ambiente. Las fisuras y los desplazamientos detectados en las paredes que revisten el depósito han obligado a detener la actividad desde marzo de 2005. El Concello tuvo incluso que reabrir de manera provisional un vertedero sellado porque no tenía espacio material donde depositar la basura, aunque ya se ha vuelto a clausurar, según el Ayuntamiento.
Cuando el ex alcalde Francisco Vázquez inauguró la planta de Nostián en enero de 2002 -con dos años de retraso según las previsiones iniciales-, se apuntó que las 60.000 toneladas de compostaje que se iban a producir cada año se venderían a un mayorista para su comercialización como abono de jardines y bosques quemados. Ahora, seis años después, todo el compost que se fabrica de forma anaeróbica -por fermentación- se regala a quien lo solicita o se entierra pues no tiene salida en el mercado, apuntaron trabajadores de la instalación. El proyecto nació con el Gobierno de mayoría absoluta del PSOE, que siempre lo defendió como un modelo pionero de tratamiento de residuos orgánicos que iba a ser imitado en Europa. Los socialistas han llegado a reconocer, a la vista de las dificultades para conseguir que la instalación funcione correctamente, que pagaron la "inexperiencia". El Ayuntamiento también firmó un convenio con la Consellería de Medio Ambiente para incinerar en la planta de Sogama, en Cerceda, todos aquellos restos inorgánicos que no pueden ser reciclados.
Trabajadores de Nostián también apuntaron que Albada ha puesta en marcha una serie de pozos para drenar los lixiviados, líquidos contaminantes que proceden de la basura acumulada y que se estuvieron vertiendo al mar.
De los socialistas coruñeses partió la idea de construir la planta de Nostián para el reciclaje de materia orgánica después de la catástrofe medioambiental que se originó en 1996 con la caída de 100.000 toneladas de basura del viejo vertedero de Bens, que supuso la muerte de un hombre, sepultado por los restos del depósito de rechazos, al igual que ocurrió con parte del barrio de O Portiño.
La infraestructura recibe la basura generada por la ciudad de
A Coruña y los municipios que integran el Consorcio de As Mariñas: Abegondo, Arteixo, Bergondo, Betanzos, Cambre, Carral, Culleredo y Oleiros, con la única excepción de Sada. La construcción del recinto costó 46,9 millones de euros (7.800 millones de pesetas) y es uno de los proyectos que ha provocado discrepancias en público entre los actuales socios de gobierno: PSOE y BNG.
El Ayuntamiento todavía no ha recepcionado la obra y no lo hará hasta que ésta funcione a pleno rendimiento. Por este motivo, el Concello tampoco sancionará a la concesionaria: "La empresa está dejando de ganar mucho dinero. Si no funcionan los biodigestores, no ganan dinero", respondió la edil de Medio Ambiente. Cada depósito costaba, cuando empezaron a funcionar, sobre un millón de euros. Los nacionalistas, sobre todo durante su etapa como oposición, han sido muy críticos con la gestión del complejo por parte del PSOE.
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