Este es el tercer año que se lanza el globo de papel de Vilaboa. En todo este tiempo nunca ha habido ninguna complicación que impidiese que este despegase. Esa es una de las razones clave para que cada vez sea más y más gente la que se reúne en esta localidad para contemplar cómo se eleva el aerostato. Y este año, más de cuatro mil personas se congregaron durante la noche del lunes a ayer para observar el espectáculo. Este globo es uno de los tres más importantes de la comarca, junto al de los Castros y el de Betanzos.
El lanzamiento, en un primer momento, estaba previsto para la una, después de la actuación de la Orquesta Olympus, pero se produjo con 20 minutos de retraso. La meteorología causó algunas dudas sobre si podría soltarse (el viento soplaba con fuerza), pero finalmente pudo elevarse sin complicación alguna. Fuegos artificiales acompañaron al globo durante su despegue. La gente se congregó desde media hora antes frente al atrio de la iglesia, desde donde partió el aerostato.
Para la realización de este globo son necesarios alrededor de dos meses de trabajo entre la planificación, la realización de la estructura de papel y la decoración posterior de toda la superficie. Para lanzar el globo es necesaria la ayuda de por lo menos diez personas (todas ellas pertenecientes a la comisión de fiestas de Vilaboa) para aguantarlo y ayudar a que se eleve. Las dimensiones del artefacto son de 12 metros de ancho por 12,5 de alto, y se calcula que su vuelo duró aproximadamente 40 minutos.
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