Aunque la pregunta es un poco disparatada, resulta un buen gancho para hablaros del fenómeno que cada año experimenta la Tierra a estas alturas del mes de julio. Se trata del afelio, el momento en que nuestro planeta se encuentra más alejado del sol, a una distancia de unos 152.6 millones de kilómetros.
Tal y como explican en Bad Astronomy, la diferencia entre el punto más alejado (Afelio) y el más cercano (Perihelio) es de unos cuatro millones de kilómetros, una distancia que puede sonar abultada pero que en comparación con los 150 millones de kilómetros que nos separan del sol, tampoco supone una gran diferencia. En concreto, el sol se vio ayer sólo un 3% más pequeño que el pasado 3 de enero, algo que nadie podría distinguir a simple vista.
Sin embargo, cuando se habla de estas cuestiones siempre hay alguien que se hace la siguiente pregunta: si el sol está más cerca de nostros en enero y más lejos en julio, ¿por qué hace mucho más calor en verano? Bien. Normalmente esta pregunta se la hace alguien que vive en el hemisferio norte, puesto que en el hemisferio sur están viviendo ahora mismo un bonito invierno. La explicación, por otro lado, hay que buscarla en el eje de inclinación de la Tierra, que es el que marca las estaciones en función de la incidencia de los rayos de sol sobre nuestro planeta, y no la cercanía o lejanía.
Una vez superda esta cuestión básica, en Bad Astronomy van un poco más lejos y se plantean lo siguiente: si el verano del hemisferio sur coincide con el punto más cercano y el invierno con el más lejano, en buena lógica deberían sufrir temperaturas más extremas en ambas estaciones. ¿Por qué no ocurre esto? La respuesta está en que el hemisferio sur está básicamente compuesto de agua, y los océanos contribuyen a atenuar el efecto de los rayos del sol, tanto en invierno como en verano. De esta forma, los afelios y perihelios no tienen consecuencias notables en nuestros vecinos del sur del planeta.
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