La torre de Hércules y la estatua de la Libertad de Nueva York ya tienen fecha oficial para su hermanamiento tras varios años de intentos. Será el 9 de septiembre, en el transcurso de un acto institucional al que acudirá una delegación coruñesa encabezada por el alcalde, Javier Losada, y supondrá el gran bautismo social en el mercado anglosajón de la candidatura del bimilenario faro romano ante la Unesco para ser declarado patrimonio de la humanidad el próximo año.
Junto a Losada, también se desplazarán a Estados Unidos el presidente del Instituto de Estudios Torre de Hércules, Segundo Pardo-Ciórraga, así como una representación institucional y empresarial de la ciudad. La fecha ya está definitivamente confirmada, aunque faltan por ver algunos pequeños detalles del programa de actos, que se cerrarán a lo largo de los próximos días.
Javier Losada, que ha realizado gestiones a lo largo de las últimas semanas para oficializar el hermanamiento, aprovechará su desplazamiento a Nueva York para mantener diversas reuniones con miembros de la comunidad gallega en Norteamérica, así como con empresarios de aquel país. El objetivo de estos encuentros será el de establecer contactos que permitan abrir nuevas vías de colaboración, tanto social como empresarial o institucional, que desembocarían en la realización de proyectos conjuntos entre coruñeses y norteamericanos.
Un largo proceso
Los más de quince mil kilómetros que separan a los dos colosos situados a ambos lados del Atlántico no impidieron que en el año 2002 el Instituto de Estudios Torre de Hércules empezara a trabajar en el proyecto de hermanamiento de ambos monumentos, símbolos de dos conceptos de vida y de dos continentes. El entonces presidente de la institución, José Luis Vázquez Iglesias, inició un dosier sobre los vínculos entre ambos elementos que llegó a manos del superintendente de la estatua de la Libertad, Frank Mills, de manos de Manuel Vázquez, delegado en Estados Unidos del IETH.
En ese dosier, entre otras cuestiones que tratan de emparentar a los dos monumentos, se recordaba el papel desempeñado por el puerto coruñés durante la guerra de la Independencia estadounidense, pues de este lado del Atlántico salían de forma constante barcos cargados con armas y provisiones para los colonos rebeldes. De hecho, el segundo presidente de Estados Unidos, John Adams, y su hijo, John Quincy, que también sería luego presidente, estuvieron de paso en A Coruña durante el año 1779.
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