Es una quimera la posibilidad de hallar petróleo frente a la costa gallega? No todos lo creen así. El desorbitado aumento del precio del barril de crudo puede hacer rentables proyectos que antes eran impensables. Así lo entiendo Federico Vilas Martín, catedrático de Estratigrafía de la Facultad de Ciencias do Mar: “Dadas las circunstancias actuales en lo que a reservas se refiere, sí que es cierto que yacimientos que antes no eran rentables pueden comenzar a serlo ahora. En este sentido, si los estudios y perforaciones realizadas por la empresa estatal Eniepsa en el año 1978, frente a las costas del sur de Galicia, fueron tan optimistas como entonces se dijo, la ‘suerte estaría echada’ y quizás nuevas prospecciones permitirían considerar la rentabilidad o no de posibles yacimientos”.
También fueron optimistas los técnicos que participaron en el sondeo impulsado en su momento por la Xunta de Galicia y que se llevó a cabo en 1994 frente a la costa portuguesa. Aunque la perforación no dio resultados positivos, los técnicos que participaron en la prospección se mostraron convencidos de la existencia de una roca madre con suficiente cantidad de hidrocarburos como para hacer rentable su explotación. La cuestión está en dar con el lugar adecuado para la perforación. Como señalaban por entonces fuentes del Gobierno gallego: “El yacimiento del Mar del Norte fue descubierto después de realizar más de 40 sondeos”.
Otro argumento a favor de las prospecciones se apoya en los avances tecnológicos. Como apunta Federico Vilas, “la tecnología que han desarrollado algunas petroleras hace posible ahora llegar a prospectar zonas marinas mas profundas; es decir, si antes se llegaba hasta los 2.000 metros de profundidad, ahora parece iniciarse la etapa de llegar a los 4.000 metros, pero siempre a costa de precios de prospección más altos”.
El precio del petróleo replantea nuevas búsquedas.
Y es que una de las mayores dificultades para afrontar nuevas búsquedas de yacimientos petrolíferos es el coste de los equipos. Antes de construir un pozo petrolífero, las empresas deben tenerlo muy claro, aseguran fuentes de Repsol. “De cada diez pozos que se construyen, tan sólo uno resulta rentable, por eso necesitan realizarse muchas retrospecciones antes de tomar una decisión definitiva”, según apuntan desde la petrolífera. Sólo los estudios que la empresa está realizando en Asturias se elevan a 12 millones de euros.
El catedrático de Estratigrafía Federico Vilas incide en la importancia de los estudios geológicos previos “que permitan seleccionar zonas potencialmente interesantes para iniciar una prospección, porque los costes son elevadísimos y para iniciar algo así es preciso tener un mínimo de garantías, de lo contrario las pérdidas serían millonarias”.
En esos estudios geológicos del área se observa el potencial de las rocas presentes en la zona para producir, almacenar y servir de trampa petrolífera a los hidrocarburos. Pero, ¿qué son las trampas petrolíferas? Lo explica el propio Vilas. “Una trampa petrolífera o trampa geológica de petróleo es una estructura geológica que hace posible la acumulación y concentración del petróleo, manteniéndolo atrapado y sin posibilidad de escapar de los poros de una roca permeable subterránea. El petróleo así acumulado constituye un yacimiento petrolífero y la roca cuyos poros lo contienen se denomina roca almacén”.
En busca del petróleo gallego
Los últimos sondeos en la costa gallega fueron realizados en 2006 por las empresas Taurus y Eniepsa, la primera de ellas en la zona denominada Vigo A-1 y la otra en Pontevedra Marino B-1, donde ya habían hecho prospecciones similares dos años antes.
La historia de la búsqueda de petróleo en la costa gallega se remonta a la década de los años 70 del pasado siglo. La similitud geológica entre el fuera costa gallego y la plataforma del Mar del Norte, una zona muy rica en yacimientos de petróleo, llevó a la empresa Ranger Oil a realizar diversas exploraciones. En concreto, la compañía registró unos 1.200 kilómetros de líneas sísmicas en la costa gallega. En 1982, el Ministerio de Industria otorgó tres permisos para la búsqueda de petróleo en aguas de la provincia de Pontevedra a la Empresa Nacional de Investigación y Explotación de Petróleo (Eniepsa), compañía que realizaba prospecciones petrolíferas en la zona desde el año 1978. Los tres permisos ocupaban una superficie total de 250.000 hectáreas, desde la raya limítrofe con la frontera de Portugal hasta la ría de Arousa.
En un primer momento Eniepsa invirtió un total de 73 millones de pesetas. En 1984, la compañía contrató dos barcos especializados de una empresa holandesa, que levantaron primero un perfil geológico y lo completaron después con una serie de medidas sismológicas. También en los años ochenta, la compañía española Hispanoil —hoy Repsol— registró alrededor de 1.700 kilómetros de nuevas líneas sísmicas y efectuó un sondeo a 3.500 metros de profundidad, 40 kilómetros mar adentro frente a la ciudad de Vigo; sondeo que resultó negativo.
En 1993, la empresa sueca Taurus Petroleum realizó estudios geológicos y geofísicos en la costa del Norte de Portugal limítrofe con Galicia que evidenciaban la existencia de petróleo en la costa gallego portuguesa. La compañía era propietaria de los permisos para explorar una zona marina que se extendía desde Fisterra hasta Coimbra y los expertos confiaban en descubrir en la zona un gran yacimiento, de unos 6.650 millones de barriles de petróleo. En junio de 1993, el entonces presidente de la Xunta de Galicia, Manuel Fraga, recibió al embajador de Suecia en España y a los representantes de Taurus Petroleum, que le expusieron el proyecto de realizar prospecciones en la zona. En octubre, la Consellería de Industria de la Xunta firma un convenio de colaboración con la empresa sueca por 300 millones de pesetas para el inicio de las investigaciones.
Taurus realizó sondeos entre los 2.000 y los 2.700 metros de profundidad y localizó restos de corales de arrecife que indicaban la existencia de petróleo. Asimismo, en las capas geológicas ubicadas entre los 800 y los 1.500 metros existían chimeneas de gas, capas donde existe petróleo, gas o hidrocarburos. En las prospecciones intervinieron las empresas Galioil —creada en 1994 y participada en su totalidad por la Xunta—, Taurus Petroleum, Global Marine y Hope Petróleos.
La Administración gallega tenía el 46% de los derechos de explotación de petróleo frente a la costa gallega y el 30% frente al litoral portugués. En territorio español disponía de derechos en zonas, denominadas Vigo, Arosa y Muros, con varias secciones, y en el portugués, de cuatro: Salmao, Boga, Truta y Sarda.
El primer y único sondeo promovido por el Gobierno gallego se llevó a cabo en territorio portugués, a 38 millas frente a Viana do Castelo, entre octubre de 1994 y enero de 1995. La perforación no dio resultados positivos, pero sirvió al menos para avalar la hipótesis de la existencia de una gran bolsa de petróleo en la zona, pues se encontraron gases y restos de hidrocarburos líquidos.
Tras una inversión de 500 millones de pesetas, en diciembre de 1995, la Xunta decide continuar las investigaciones con los mismos socios, convencidos todos ellos de la existencia de suficiente petróleo como para hacer rentable la explotación. Se trataba de ampliar los estudios en la zona durante 1996 y 1997, con un desembolso de la Xunta de 70 millones de pesetas. Pero ya en los primeros meses de 1996 el Gobierno autonómico presidido por Manuel Fraga deja clara su intención de vender a otras empresas su participación en el proyecto a través de Galioil en el caso de nuevas prospecciones. Unos meses más tarde, en abril, la Consellería de Industria comienza a negociar la venta de Galioil con Texaco, pero no llega a producirse.
Finalmente, el 20 de octubre de 1998 concluyó el plazo sin que la Administración gallega ejerciera la opción que poseía para renovar los derechos sobre cinco zonas de Galicia y cuatro de Portugal. Las denominaciones de las zonas de explotación fueron cambiando con el paso de los años, y así, en el año 2000 una orden del Ministerio de Economía recogía la renuncia de los permisos de investigación de hidrocarburos Oeste Cíes 1 y Oeste Cíes 2, situados frente a las costas de la provincia de Pontevedra y que habían sido otorgados en1997 a las sociedades Galioil y Hope Petróleos. La compañía Galioil se liquidó en agosto de 2005 con el pago de unos seis millones de euros que sumaba el conjunto de deudas pendientes.
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