Reordenar urbanísticamente los tres principales parques de la ciudad y sus usos, con el objetivo común de aumentar su protección ante la presión inmobiliaria y demográfica. Bajo esa filosofía, el Ayuntamiento de Barcelona ha puesto el pie en el acelerador para cerrar antes de que acabe este año los proyectos que tiene pendientes en Montjuïc, los Tres Turons y Collserola.
Tres pulmones verdes cuya regulación está paralizada desde hace tiempo ante la falta de consenso político y vecinal.
En el caso del Plan Director de Usos de Montjuïc, la fórmula para alcanzar un acuerdo se ha vertebrado mediante un macroproceso de participación ciudadana --coordinado por una comisión municipal-- con debates y encuentros con todas las partes implicadas (más de 120 entidades). Las conclusiones serán recogidas en un documento que debía estar listo en julio y cuya presentación está prevista para las próximas semanas. Este momento será la antesala de la aprobación inicial del plan.
REDUCCIÓN DE VEHÍCULOS
Uno de los aspectos conceptuales en los que más incidirá el proyecto, según avanzaron a este diario fuentes del área de Urbanismo, será en la reducción drástica de la circulación de vehículos privados por la montaña. Un reto en el que es clave la ejecución el túnel viario previsto por debajo de Montjuïc, entre la calle del Foc y la plaza de Espanya, pese a la oposición de ICV-EUiA.
En los Tres Turons, el futuro espacio verde que unificará los parques de la Creueta del Coll, el Carmel, el parque Güell y la Rovira, el proceso de participación se inició hace tres años, pero ha avanzado muy lentamente ante la dificultad de pactar las expropiaciones de las casas que deberán ser derribadas.
El objetivo inicial del ayuntamiento era desafectar al menos 620 de las 800 viviendas condenadas desde la aprobación del Plan General Metropolitano (PGM) de 1976, al calificar el espacio que ocupan como zona verde. Ante la heterogénea casuística de los afectados, que hace imposible unificar los intereses particulares de cada uno de ellos, Urbanismo ha optado por definir de forma definitiva una primera zona, la cota más alta de los diferentes parques, en la que desaparecerán todas las construcciones. Sus habitantes serán realojados --si así lo desean-- en nuevas edificaciones cercanas.
A partir de ahí se irá modificando el PGM por sectores, negociando en cada caso las compensaciones. En ese sentido, el ayuntamiento sostiene desde hace tiempo que los residentes que se instalaron antes de 1953, cuando las viviendas eran legales, no deberán pagar por su recalificación. Y al contrario los que construyeron posteriormente.
En Collserola, su definición como parque natural y la concreción de sus nuevos límites llevó a la greña al ayuntamiento y a Medi Ambient. La intención de la conselleria de incluir un centenar de nuevas hectáreas --incluidas áreas ya urbanizadas y otras donde se prevén equipamientos-- chocó con la oposición local.
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