25 oct 2008

Sarkozy , liderar en tiempos de crisis.


La crisis militar del Georgia del pasado agosto y el hundimiento del sistema financiero internacional han transformado al presidente francés y presidente semestral de la Unión Europea (UE), Nicolas Sarkozy, en un líder de talla mundial. Frente a las prevenciones que despertaba su presidencia entre los demás países comunitarios debido a su proverbial imprevisibilidad y tendencia a la improvisación, Sarkozy ha demostrado una capacidad de gestión y liderazgo desconocida desde hace tiempo en la UE.

Sarkozy, no sólo supo detener en un tiempo relámpago una guerra de imprevisibles consecuencias en el Cáucaso, sino que ha impulsado un plan de salvamento del sistema financiero y bancario internacional en Europa que ha sido imitado en EEUU y otras partes del mundo. La iniciativa, la determinación y el coraje de Sarkozy han hecho posible que el mundo, gracias a la UE, contemple una salida a la crisis financiera después de haber rozado el abismo con la catastrófica decisión de la Administración Bush de dejar quebrar el banco Lehman Brothers y precipitar un pánico financiero mundial.

La eficaz gestión diplomática de Sarkozy consiguió que la UE fuera escuchada por Moscú cuando sus tanques avanzaban sobre Tbilisi para derrocar al presidente georgiano, Mijail Saakashvili, que lanzó un destructivo e irracional ataque contra la capital de Osetia del Sur y contra las fuerzas de paz rusas desplegadas en esa región separatista por mandato internacional. Sarkozy, mientras EEUU amenazaba y enviaba barcos de guerra, logró un alto el fuego y, posteriormente en octubre, el repliegue de las tropas rusas a la línea anterior al conflicto.

Frente a las vacilaciones y dudas de los estados europeos, que preferían afrontar inicialmente la crisis financiera en solitario, porque pensaban que su país estaba mejor que el vecino, Sarkozy supo arrastrar a los demás países hacia una actuación coordinada y que ha demostrado su validez hasta el momento.

Sarkozy convenció primero a los potencialmente más reacios de los grandes países a una iniciativa común financiera europea: Alemania y Gran Bretaña. La tan criticada minicumbre de los cuatro miembros europeos del Grupo de las Ocho grandes potencias (EEUU, Japón, Alemania, Francia, Gran Bretaña, Italia, Canadá y Rusia) abrió la posibilidad de un acuerdo a nivel europeo.

La cancillera alemana, Angela Merkel, que inicialmente estaba en contra de intervenir masivamente en ayuda de los bancos en dificultades aceptó el planteamiento de Sarkozy de que no se podía dejar quebrar ningún banco, porque eso supondría un pánico imparable, el hundimiento irremediable del sistema financiero y el caos económico y social.

El primer ministro británico, Gordon Brown, ante las crecientes y públicas dificultades de los bancos británicos ya había realizado un giro copernicano en sus planteamientos y estaba predispuesto a la intervención pública, a diferencia de lo ocurrido un año antes con la crisis del Northern Bank, donde tardó demasiado en intervenir. Brown además aportó al plan europeo un esquema de garantía de los préstamos bancarios para sacar al mercado interbancario de su parálisis y posibilitar la reducción de los tipos de interés y la reanudación de los créditos a empresas y particulares.

La posterior cumbre de los líderes de la zona euro el 12 de octubre en París, a la que contribuyó el presidente del Gobierno español, José Luis Rodríguez Zapatero, alumbró un plan completo de salvamento del sistema financiero europeo. Pese a las reticencias de algunos países, Sarkozy logró que fuera asumido por toda la UE el pasado 15 de octubre y la situación financiera comenzó a estabilizarse.

Ahora el gran reto es fijar a nivel europeo los principios que deben regir la refundación del sistema financiero mundial, con un enfoque pragmático e innovador, sin caer en los dogmatismos teóricos que han propiciado la actual crisis y sin diabolizar las intervenciones estatales ni las normas reguladoras.

Sarkozy, infatigable, sigue proponiendo medidas e iniciativas, como la creación de fondos soberanos para evitar que los grupos industriales europeos acaben en manos de depredadores bursátiles o de fondos soberanos de otros países que tendrían en un puño el destino de Europa. Los defensores del carácter sagrado del mercado ya han comenzado a criticar la iniciativa-. Pero, como señaló Sarkozy a los eurodiputados, Europa no puede permitirse perder sus industrias clave, porque el futuro económico y social de sus ciudadanos depende de que la UE siga siendo capaz de fabricar con empresas propias aviones, trenes, coches, barcos, medicinas y productos químicos.

Pese a la oposición de la Administración Bush a permitir una reforma en profundidad del sistema financiero mundial y a perder su capacidad de dictar las normas económicas mundiales, Sarkozy confía en obtener el 24 y 25 de octubre en Pekín el respaldo de China, India y los demás países asiáticos a esa refundación del sistema.

A diferencia de EEUU, la UE está dispuesta a negociar con las grandes potencias y las nuevas emergentes las futuras normas mundiales para regir el capitalismo en el siglo XXI y no pretende imponer su dictado. Una victoria del candidato demócrata, Barak Obama, en las elecciones presidenciales norteamericanas facilitaría ese nuevo Bretton Woods que la crisis financiera ha hecho ineludible.


(Bretton Woods fue la conferencia que se celebró en julio de 1944 y que sentó las bases del sistema financiero internacional que ha regido el mundo después de la segunda guerra mundial)

Del blog de Eliseo Oliveras de El Periodico

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