6 jun 2008

Los plazos políticos se agrietan ante las evidencias técnicas

El bipartito intenta mantener hasta las autonómicas la fecha del 2012 para el AVE, pero Fomento ha chafado la estrategia

Los delirios propagandísticos que han salpicado a las infraestructuras desde la aprobación del Plan Galicia han producido una serie de monstruos de muy oportuno recuerdo en este momento, cuando Fomento ya insinúa que en el 2012 no habrá AVE a Galicia.

En junio del 2004, la entusiasta vorágine sobre los plazos del AVE llevó a los diputados a aprobar una moción en la que se instaba al Gobierno a terminar la conexión ferroviaria con la Meseta en el 2009, rebajando en un año el plazo comprometido por el Gobierno de Aznar, una fecha que ya entonces sonaba a quimera.

Es decir, que si la realidad fuera paralela al discurso político, Galicia estaría ahora preparando las maletas para el viaje inaugural en alta velocidad, pues apenas quedaría un año para inaugurarlo. Para ahondar más en el ridículo, en aquel momento también se pactó que el eje atlántico entre Vigo y A Coruña estaría terminado en el 2007. Sí, no es una errata: se habría finalizado el año pasado, pero a día de hoy ni siquiera se ha podido hacerlo entre A Coruña y Santiago.

Todos estos plazos que la realidad se ha ido engullendo mes a mes fueron asumidos por el PSOE y el BNG en un curioso pacto que se llevó al Congreso de los Diputados el 17 de mayo del 2005, en un ensayo parlamentario que escenificó lo que meses más tarde iba a ser el Gobierno bipartito. En esa moción se instó al Gobierno a cumplir las obras prometidas en el Plan Galicia y se daba el plazo del 2009 también para la variante de Cerdedo hacia Vigo. A día de hoy, ni siquiera ha sido aprobado el estudio informativo de esta infraestructura.

Cuando todas estas fechas ya eran indefendibles, el presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, y el presidente de la Xunta, Emilio Pérez Touriño, pactan en febrero del 2007 que las obras del acceso ferroviario central se terminen «en cinco o seis años». Después, en sucesivos actos electorales y políticos se habló directamente del 2012, aunque a menudo se recurría a la expresión eufemística del «horizonte del 2012». Por el medio, el espejismo del 8% en los Presupuestos del Estado solo ha servido para el engorde cosmético de unas inversiones que, en muchos casos demostrados, no se han ejecutado.

A pesar de la grave paralización que arrastran tramos como Zamora-Lubián (135 kilómetros), cuyos proyectos se han finalizado hace tres años y todavía no han sido licitados los trabajos. A pesar de que la mayoría de los proyectos de Lubián-Ourense no podrán terminarse hasta el 2009 y, por tanto, las obras difícilmente podrán empezar ese año, el bipartito pretende mantener viva la fecha del 2012 de cara a las elecciones autonómicas del próximo año. No solo se trata de un interés electoral. Subyace una comprensible estrategia de presión para que Fomento se aplique en los muchos deberes que aún tiene pendientes.

Omisiones

Sin embargo, el departamento que dirige Magdalena Álvarez se empeña en desbaratar estos planes no solo con la palabra. También con las omisiones. La última revista de Fomento elude conscientemente dar el plazo del 2012 y sitúa el final del AVE a Galicia en «la próxima década». Sobre este asunto, el diputado del BNG, Francisco Jorquera, precisó ayer en el Congreso: «La revista de Fomento peca de una extraordinaria inconcreción, de la cual, señora ministra, también ha sido usted partícipe en su intervención».

La inconcreción de Álvarez no es gratuita o caprichosa. La ministra de Fomento difícilmente encontrará a un solo técnico en su ministerio que apueste por terminar el AVE a Galicia -con todo su trazado electrificado- en solo cuatro años, cuando ni siquiera el túnel más largo del recorrido desde Olmedo ha salido de la fase inicial de los estudios y, además, queda por licitar una de las obras ferroviarias más complejas de España: los 104 kilómetros entre Lubián y Ourense.

A su manera, Magdalena Álvarez ha sido bastante explícita. Con ciertas reservas ha situado el final del eje atlántico entre A Coruña y Vigo en el 2012, con cinco años de retraso sobre el plazo inicial. Si en esta zona ya hay obras en marcha y trabajos recientemente licitados, ¿cómo se podría defender el mismo plazo para obras mucho más complejas en las que ni siquiera se ha redactado el proyecto?

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